martes, 7 de mayo de 2024

8 Mayo

 

8 Mayo

CENTRO MEDICO

En la consulta del médico

esperaba Justiniano,

cuando entraba Severiano

con su aparato ortopédico.


Éste, muy a duras penas,

hacia aquél se dirigía

y junto a él se ponía

después de decir “muy buenas”.


Ambos a dos preguntaron

que cuál era su dolencia

para hacer allí presencia

y la misma se explicaron.


Severiano confesó

que cuando el tiempo cambiaba,

la pierna una lata daba,

la madre que la parió”.


Apenas podía andar

aunque usara el aparato,

pues si se movía, al rato

a la cama iba a parar,


pues era tal el dolor

que sentía en la rodilla,

que cualquier cosa que pilla

la destruye con furor.


A Justiniano pregunta

qué es lo que le pasa a él,

aunque el color de la piel

le dice que se barrunta


que el hígado es el culpable.

Justiniano le confirma

que es el hígado y afirma

que si el doctor le echa un cable,


con un buen medicamento,

ahora que tanto no bebe,

puede que en un tiempo breve

acabe con el tormento


de esos dolores malditos

que obligan a retorcerse

y en la cama ir a meterse

entre lágrimas y gritos.


En esto que llega Aurora

con un brazo en cabestrillo

y en el otro su chiquillo,

que de cuando en cuando llora,


seguro que sin saber

ni siquiera lo que quiere.

Su madre dice que espere

que el médico la va a ver


y después de haberla visto

saldrán a la calle y luego

podrá seguir con su juego

todo lo que quiera y listo.


Pasa Ramona tosiendo

que por poco si se ahoga,

pues parece que una soga

la aprieta el cuello y sufriendo


por no poderse explayar,

que un chisme con otro enlaza

y no deja meter baza,

pues discute sin parar.


Y esta vez no se conforma

con callar y así por señas

suelta sus letras pequeñas,

como siempre fue su norma.


Engrosa la espera Andrés

al que acompaña Marina

y a los dos también se arrima

la presumida de Inés,


que del burro no se apea,

porque hablando por lo codos

siempre tiene más que todos,

se trate de lo que sea.


Si alguien dice que está floja

ella contesta que más

y si tú un mal paso das,

ella dice que está coja.


Sabe de todos los males,

sus causas y sus remedios,

aconsejando los medios

a los que llama totales


para acabar de una vez

con aquello que te duela,

igual da que sea una muela

o se trate de acidez.


Ahora ha entrado Marimar

a la sala de consulta

y aunque lo intenta no oculta

de lo que se va a enterar,


pues su tripa le ha crecido

y aunque el novio se ha marchado,

se ve que algo la ha dejado

con ella cuando se ha ido.


La mira Juan que ahora pasa

y con algún disimulo

mira la tripa y el culo

y se sonríe con guasa.


Los padres de Rafael

han entrado apresurados,

grandemente preocupados

por lo que le pasa a él


y es que jugando a la taba,

este curioso juguete

en la boca se le mete

y en la garganta se traba


y es necesario sacar

aquello de la garganta,

que grita el niño que espanta

y no deja de llorar.


Todos les ceden el paso

y convienen que es mejor

que antes que a nadie, el doctor

resuelva este grave caso.


Matilde y su depresión

entran juntas en la sala,

una depresión tan mala

que la deja sin visión


positiva de las cosas,

ya que con nada se alegra

y la vida la ve negra

y las cosas desastrosas.


Muy despacio entra Jacinta

bamboleando su vientre

y desde antes que entre

ya se le ve que está encinta,


que Marimar a su lado

una sílfide parece

y es que la tripa le crece

con furor desaforado


y como no es primeriza,

cada vez que pare, aumenta

y no se está dando cuenta

que parece vaca suiza.


Acude con dos mocosos

un tanto maleducados,

un poco desaliñados

y un bastante revoltosos,


que se vienen atizando

y su madre no es capaz

de que se dejen en paz

y se terminen callando.


A los que están, se les suma

Mercedes, la “chinchorrera”,

ya que de todo se entera,

hablando de su reúma,


diciendo que la aspirina,

con aguardiente y con ajo

y algún que otro comistrajo,

con los dolores termina.


Que me lo digan a mí,

dice Julio diligente,

que sólo con aguardiente

esa enfermedad vencí,


aunque la verdad os digo

que el reúma se quitó,

pero el hígado quedó

igual que si fuera un higo.


Y es que Julio es un borracho

de los que antes había,

que el vino se lo bebía

como si fuera gazpacho.


Ahora llega el tío Fernando

a que le den el sintrón,

ya que tiene el corazón

que falla de vez en cuando


y el hombre tal miedo tiene

que cuando al médico va

nunca muy seguro está

de si es que va o es que viene.


La Remedios y Dolores

cada una con su quiste

y Juan que las ve hace un chiste

aunque no es de los mejores


y dice: Remedios entra,

que es a ti a la que buscamos;

luego dice: a ti te echamos

cuando en Dolores se centra.


Luego entra Pedro corriendo

y corriendo abre la boca,

diciendo que ahora le toca

porque su hija está pariendo.


Más tarde llega Ramón

en la mano un aparato,

con el que de rato en rato

ve cómo está su tensión,


que la duda se le come

y no resiste esperar

a que le toque pasar

al médico y se la tome.


No busquemos más pacientes,

que el doctor nos va a decir

que si vamos a seguir

necesitará suplentes.

Cristino Vidal

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