Basado en hechos reales. El nombre del último personaje es ficticio.
¡Como han cambiado los tiempos!.
¿Somos mas modernos, o mas gili......?.
Ahora; las barras de pan de toda la
vida, son “baguettes”, los bocatas, “sándwiches”, bollos
“croissant”, etc.
¡Ufff.! ¡Qué desastre!
Hace algunos años no sabíamos nada de
esto. Hay que ver. Mala es la ignorancia.
En mi viaje de novios (hace bastantes
años), iba yo “repipuesta” con mi vestido de tornaboda. Ese que
decían: - Para el día después de la boda -.
Subimos al tren, en la estación de
Riquelme, con dirección a Madrid. Allí nos esperaban unos parientes
lejanos de mi recién marido, los cuales nos acogieron
extraordinariamente. Tengo muy buenos recuerdos de ellos.
Un viaje placentero. Se podían abrir
las ventanillas de los vagones y tomar aire fresco.
No me di cuenta. Lo que tomé bien fue
la carbonilla que tiraba la locomotora. Llegué a casa de estos
familiares mas negra que el hollín, hasta el vestido de tornaboda
que era de color crema se quedó en chocolate.
Pues bien; en el cómodo banco de
madera donde íbamos sentados, mi reciente marido ya no sabía como
poner las posaderas. Pensó, ir a la cantina a comprar cualquier cosa
de comer.
Por cortesía, preguntó a dos señoras
que nos acompañaban en el viaje:
- ¿Desean ustedes algo?
- ¡Oh! ¡Si!, Muchas gracias, muy
amable. Dos sándwiches de queso. - Contestaron ellas -
- ¿Dos, qué??
- Sándwiches.
Noté la cara perpleja de mi marido,
pero tampoco sabía yo que coño era un sándwich.
A saber qué pediría en la cantina.
Estaba ansiosa por ver que traía a las buenas señoras.
Cuándo me fijé en el encargo...Eran
dos rebanadas de pan con una loncha de queso en medio.
¡Válgame!
Por mi trabajo, estuve haciendo un
curso en Salamanca, durante una semana.
Una noche, dos colegas y yo decidimos
tomarnos un café en la cafetería del hotel donde nos hospedamos,
antes de irnos a dormir.
Mis compañeras pidieron un café con
leche, cada una.
- Y usted señora. ¿Que quiere tomar?-
pregunta el camarero, - dirigiéndose a mi -.
- Pues, un cortado de leche natural.
- ¿Un cortado? Y ¿cómo lo corto?
- Jaja. Bueno, mire, el cortado, es
un café con un poco de leche.
- Vale, ¿caliente?
- Sí, caliente, pero natural.
- ¿Natural?
- Si, natural y bien calentito
- ¿Lo quiere natural y caliente?
- ¡Exacto! lo quiero natural y muyyyy
caliente.
- ¡Señoraaa! No me vuelva usted
locooo. ¿Natural o caliente?
- Ah. Quiero decir, que no le ponga
leche condensada, sino natural.
- ¿Leche condensada? Aquí no existe
eso.
- Usted perdone, no lo sabía.
La anécdota quedó en risas
compartidas entre nosotras tres y el camarero.
Allí aprendí que la leche condensada
está poco mas allá de mi pueblo.
Peor le pasó a Eustaquia cuándo
eramos las dos jovencitas y nos fuimos de compras al Corte Ingles.
Pidió en la cafetería un café con leche y un cangrejo.
Nos destornillamos de risa las veces
que recordamos aquello.
Aún estoy viendo la cara de
estupefacción del chico.
- ¿Seguro? ¿quieres un café con
leche, acompañado de un cangrejo??
- Si, me apetece.
- ¿Un cangrejo?
- Claro. De esos que tienes ahí en la
bandeja.
- Estos, son croissant.
- ¿Cro...qué?
- Croissant
- ¡Ave María Purísima!
Mari Carmen
6 comentarios:
Jajaja, Mari Carmen, muy gracioso tu escrito, el cuál me ha hecho recordar mi viaje de novios. En este viaje, no tuve más remedio que llevarme al Pirulero con su Pirulera; los probetiquios como no tenían un duro partío, no podían hacer un viaje por su cuenta.
El 25 de Diciembre de no recuerdo qué año partimos los cuatro en mi Seat 131 Supermirafiory D que yo había comprado hacía poco más de un año. Partimos hacia la tierra de Rajoy, antes conocida como la tierra de Don Manuel.
Salimos de madrugá, sabíamos que el viaje era largo y, no queríamos se nos hiciera muy de noche antes de llegar a nuestro destino. Ya bien metidos en La Mancha, al Pirulero le dio mucha hambre por lo que, tuvimos que parar a almorzar. Entramos en una venta donde vimos que había camiones, señal inequívoca de buena calidad. Entramos, toda la barra llena de tapas que no habíamos visto en nuestra vida por lo que, optamos por pedir diez o doce montaditos de lomo para los cuatro. -¿Vienen más?- Nos pregunta el camarero. -Nooo, es que tenemos hambre- Le contesta El Pirulero.
Total, pasados unos minutos, el camarero asomó con doce bocatas de lomo de más de un palmo cada uno, sólo nos pudimos comer uno por persona, el resto, nos lo llevamos en una bolsa para cuando nos volviera a dar hambre.
Apenas entramos en Galicia, anochece y comienza a lloviznar, con frío inmenso, con lo que, Al Pirulero le entró la cagalera por si el vehículo derrapaba y teníamos un accidente. Paramos en el primer hotel que vimos para quedarnos a pasar la noche. Para nuestra desgracia, sólo había una habitación libre, eso sí, era grande, con una cama de matrimonio y otra pequeñita. El señor que nos atendió, muy amablemente, nos dijo que podía poner otra camita pequeña y así poder quedarnos los cuatro en la misma habitación. Cuando La Pirulera comenzó a desprenderse de su abrigo, El Pirulero se puso hecho un basilisco y dando volteretas se abalanzó sobre ella y, CATACRACCC!!! Las dos camitas que, previamente habían juntado, se separaron y Piruleros al suelo!!! Menudo cabreo cogió ella, toda la semana que estuvimos en el viaje lo tuvo “a régimen”, o dicho de otra forma, “no se comió un torrao”.
Saludos
Jajaja, a quién se lo ocurre llevarse al Pirulero y la Pirulera en tu viaje de novios? anda, pá haberse matao, jajaja.
Un abrazo amigo.
Como to el mundo sabe o se imagina conociendo al Arcellón, el viaje de bodas no fue así ni por aproximación. Solo dice una verdad, que yo y solamente yo, y la santa de su Señora (con mayuscula) le acompañamos en tal expedición.
Resulta que este buen hombre el recorrido mas grande que había hecho hasta aquel momento era: el Puerto de la Cadena, Murcia, vuelta por el Garruchal, Sucina, La Tercia para ver a sus primos y Tierras Blancas. Ni un palmo mas ni menos.
-Pirulero-, que le he prometio a mi novia viaje de bodas a Galicia - muy bien - le contesto, eso hacen los hombres por hay se empieza, pero no olvides estas reglas que te voy a dar pal buen funcionamiento del matrimonio. Para tener contenta a tu Señora debes hacer lo siguiente: 1º. Bien comia, 2º. Bien Vestia, 3º. Bien Pasea, 4º. Bien Baila, 5º. Tarjetas de Credito a tuti ple y 6º. y ultima Bien....tu ya sabes... ¿Que yo se que? Si, hombre pos eso, eeeeeeeesooo, si lo que hacen los periquitos. AAH. ya, ¡Comer alpiste!. Muy bien, Si Señor, comer alpiste.
Como podreis comprender con estos antecedentes, este hombre no estaba preparado ni para lo que hasta los bichicos mas pequeños hacen, sin que nadie se lo enseñe. Así, que ya me tienen Udes. de viaje para Galicia, ¡Eso sí! con tos los gastos pagaos y subio en el coche alante, como a mi gusta, igual que si fuera una suegra. (¡Coño! no se ahora pero antes toas se mareaban atras). Con lo que siguió despues hay para escribir un libro y bien gordo. Udes me ban a disculpar, son cosas que por respeto a su Santa Sra. y a la categoría de un servidor, ¡jamas! saldran de mi boca y menos de mi gran pluma.
Un fuerte abrazo de Anton Pirulero.
Pirulero, las de nuestra generación siguen "mareándose" y oliendo a gasolina se montan en un mechero, jajaja.
Los jóvenes de ahora son mas listos. Les dicen: "no queremos que vayas mareada, si te mareas...¡¡TE QUEDAS!!
Na, Mari Carmen, que saperdio el respeto. Mira este zagalico, el Arcellón, es la muestra de lo que ahora corre. Sa convertio to en sal y agua. Ah, y que pare. ¡Benditas sean las brevas! que con estos frios tambien se van a perder, como los higos de pala ¡Que muncha ambre an quitao!.
Yo, lo que mas siento son los higos, poque alfin y alcabo las brevas son dos días. ¿Verdad Arcellón?.
Un abrazo y tres volteretas. Anton Pirulero.
P.D. To esto, si es posible que no salga de aqui, siempre hay alguien que lo va cascando, y esto son cosas mu serias.
Tranquilo Pirulero, no saldrá de aquí, soy una tumba, jejeje.
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