8 Marzo
¿En qué sitio guardé la felicidad
que no la encuentro? ¿Dónde la puse, que no lo recuerdo?
Qué alegría cuando encontramos esa
botella mágica, llamada felicidad y nos bebemos un buen trago de su
pócima.
Otras veces hallamos el envase vacío,
seco, no hay nada.
Tendremos que rellenarla de nuevo.
¿Qué le ponemos esta vez?
Creo que me olvidaré de ambiciones.
Son como un castillo de naipes, cuando tienes la torre terminada se
cae al suelo. Tampoco pondré en ella proyectos de futuro, son tan
inciertos que, no sé... la vida también puede dar un giro
inesperado en cualquier momento.
Mejor la llenaré de pequeñas cosas.
Primero: alejarse de cualquier persona
tóxica, porque es capaz de romperte la botella con solo su mirada,
luego añadiré un poquito de humor, una canción, la sonrisa de un
niño, un paseo, una comida en buena compañía, amor, ternura,
cariño y muchas cosas más del mismo estilo.
Colocaré el recipiente en un lugar
bien visible dónde cada vez que necesite una dosis de felicidad
pueda encontrarla fácilmente.
Mari Carmen
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