16
Junio
Nos
sobran muchas cosas
ociosas
y roñosas
que
un día fueron preciosas…,
pero
dan tanta pena tirarlas
que
las guardamos en casa
cambiándolas
de lugar por la nostalgia
que
nos provoca el verlas como en la infancia,
y
es que son
una
prolongación
de
la razón y el corazón,
y
se aferran a la vida
como
una joya perdida
lejanamente
escondida.
Son
como unos brazos más
para
abrazarnos desde su soledad,
como
unos pies que nos sostienen
en
medio de tantos vaivenes,
como
unas manos
apresadoras
de los tiempos lejanos,
como
unos asideros esenciales
en
momentos cruciales,
como
una faz y un haz
capaces
de aumentar
la
paz en el hogar:
un
viejo tintero,
una
pluma con palillero,
un
candil,
un
mandil,
una
radio de galena,
una
escorfina, una azuela,
un
tocadiscos, un transistor,
un
facistol, un farol,
un
reclinatorio oratorio
notario
notorio,
un
Quijote escolar
de
lectura magistral,
una
clepsidra de cristal,
un
arado romano,
una
rueda de carro,
un
yugo de bueyes,
unos
caireles,
un
talego,
un
bidón aceitero,
una
carraca,
otra
matraca,
una
palangana, una jofaina
y
un orinal
para
evacuar
debajo
de la cama de papá y mamá,
una
artesa, un baúl,
un
lapislázuli azul,
una
muñeca pepona,
una
antigua fregona,
un
porrón,
un
arcón,
un
jergón,
un
jarrón,
una
muñeca de trapo,
una
piel de gato,
unas
medias de nylon;
una
tabla de lavar ropa en el río,
un
cepillo de quitar polvo y dar brillo,
una
escoba de retama,
un
rastrillo de grama;
una
ratonera, una rinconera, una riñonera,
una
antiquísima calavera…,
unas
ánforas,
unas
cántaras
y
unos cántaros de vino y agua;
aquella
bici de chica,
de
chica pobre y de chica rica,
aquellas
tangas y aquel chito
con
perras gordas de hito en hito,
y
aquel chiflo
de
madera
que
sonaba como un grito,
aquella
navaja de afeitar del tio Sacristán
y
aquella otra cabritera
para
cortar
la
maleza travesera…;
el
armonio del padre,
la
faja del padre,
el
anillo del padre,
la
hoz y la zocata del padre
que
segaba a jornal
el
trigo del Bizco local
para
ganarse el pan…,
el
sostén de la madre,
la
enagua de la madre,
la
falda de la madre,
de
la madre el chal.
Todos
esos cachivaches…
con
osado empaque
en
la memoria de la casa están.
Recordar,
recordar
que
cuando muramos los humanos
ellos
nos pervivirán .
Apuleyo Soto
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