30 Septiembre
MEMORIAS DE UNA PELUQUERA (II)
Con mi marido ensayaba
pues en la Misa cantaba.
Era también Jueves Santo
y no me salía el canto
de lo cansada que estaba,
el trabajo me agotaba
y había echado unas horas,
bastantes, y sin demoras.
A la puerta golpeaba,
una mujer me llamaba,
quería una solución,
rubio dorado limón
era el color que gastaba,
sin querer se equivocaba
y quedó su pelo rojo,
me dice: ¿qué hago, qué cojo?
¡arréglame esto!, maullaba
y mi risa se escapaba.
Daba pena la señora,
pero se me hacía mi hora,
veía que no llegaba
porque el tiempo no me daba
y le dije con agrado:
"pues ese rojo pintado
será lo que hoy te tocaba".
(Ella sola se tintaba)
Mari Carmen
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