24 Octubre
¡Pensar
que están en ruinas todos los palomares de nuestro pueblo,
excepto
el de mi prima Eufemia
González,
reconvertido en la Casa
Rural Río Duratón,
me entra la pena y la nostalgia!
A
la salida de Laguna
de Contreras,
en
dirección
a Peñafiel,
entre
la carretera,
el
camino de los Carrascales
y el río Duratón,
existe
un complejo importante de palomares todos derruidos,
dos
de los cuales pertenecen a los descendientes del médico D.
Daniel,
uno
a la familia de Domingo
García
y otro a los de Eutiquio
García.
Los
palomares de la zona de la Cava
corresponden: uno a los descendientes de Emiliano
"Bollero",
dos
a los de Pablo
Valdezate,
el de mi prima Eufemia
y dos desconocidos más.
Por
último, en el camino escarpado del Monte,
encima
del mesón del "Chato",
se
encuentra el palomar de la familia de Petronilo.
El
palomar es una construcción vernácula,
herencia
de los romanos,
de
materiales sencillos.
Se
elaboraban con piedra,
adobe,
madera
y con techumbre de tejas sobre tablas de madera.
En
nuestro pueblo son de base rectangular y cuadrada, pero en otras
partes de la geografía española son también exagonales y
circulares (en el término del Olmar
de Canalejas de Peñafiel
queda uno circular en pie). Muchos "sobraos" de
nuestro pueblo dedicaban una parte del mismo a la cría de palomas,
que
entraban por ventanucos y aún se pueden ver en sus fachadas.
Mi
prima Eufemia
comía con asiduidad pichones y tal vez sea esa la causa de su
longevidad y lozanía. Meses antes de su muerte, a sus noventa y seis
años, yo la he visto leer sin gafas las letras diminutas de un
misal.
Además
solo se había quejado en su larga vida de una lumbalgia
pasajera.
En
Castilla
y León se
tiene constancia de la existencia de más de siete mil palomares.
El
hermano de Isabel
la Católica,
Enrique
IV de Trastámara,
aprobó en 1465
una Ley
de Protección de los Palomares,
que castigaba con penas severas a quienes mataran palomas ajenas. En
agosto de 2010
visité el palomar de la Breña
(Cádiz),
el
mayor del mundo,
con
10.000
nichos y quedé absorto contemplando las calles interiores que lo
recorren.
Los
palomares han sido inspiración de artistas, escritores y pintores.
Ya
en las primeras páginas del Quijote
se menciona que Alonso
Quijano
degustaba palominos de cuando en cuando y en "El
Lazarillo de Tormes"
se
hace referencia a "poseer un palomar que a no estar derribado
como está,
daría
más de doscientos palominos”.
La
familia de Santa
Teresa de Jesús
era propietaria de un palomar en el pueblo abulense de Gotarrendura.
Miguel
Delibes
aporta esta frase clarificadora:
«el
palomar rústico de Castilla, no solo decora y amuebla el paisaje; lo
calienta. Es una referencia en la inmensidad desolada del páramo».
Cuando
escucho el poema "Se equivocó la paloma" de Rafael
Alberti,
versionado
por
la voz
cálida
y melodiosa de Ana
Belén,
me
entra la pesadumbre y me vienen a la memoria los palomares en ruinas
de nuestro pueblo.
José
Ángel González Linares