martes, 5 de octubre de 2021

5 Octubre

 

5 Octubre

MEMORIAS DE UNA PELUQUERA (IV)

La primera Comunión

de mi hijo, era su pasión.

Todos nos compramos ropa

más un sombrero de copa

añadido a mi vestido,

manía siempre había sido

esta prenda en mi cabeza

que llevaba con destreza.

Madrugué mucho ese día

por si tarde se me hacía

para llegar a la Misa.

Iba peinando con prisa

sin que nadie comprendiera

que la humilde peluquera

también quería arreglarse,

los “perifollos” colgarse

para e ir al mismo compás

que iban todas las demás.

Mi madre me vistió al niño

y a su hermana, con cariño,

el padre estaba dispuesto

y yo seguía en mi puesto

con cepillo y secador,

frente llena de sudor

pensando lo que temía,

pues para mi ya no tendría

ningún tiempo de arreglarme,

cabizbaja conformarme

con una ducha ligera

pintarrajo a mi manera

llevando el pelo mojado.

Y allí se quedó de lado

encima de nuestra cama

como peluche que aclama

aquel singular sombrero

con colores de florero

que yo con tanta ilusión

compré para la ocasión...

y terminó en el ropero.


Mari Carmen

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