4 Octubre
A Torre Pacheco, mi tierra.
Por cada aspa de molino
que vuele y se meza al viento,
un paso más cerca está
don Quijote de Pacheco.
No sé si serán los años;
pueden ser también sus versos,
mas de lo que estoy seguro
es que son pasado inmenso.
Los molinos de mi tierra
(de mi camino, escuderos),
protegen mi juventud;
paraíso de un ingenuo.
Ellos comprenden la historia:
la han vivido no muy lejos.
Además, saben cubrirse
del placaje del soberbio.
¿Dónde su proeza fue?
Ya no se cuidan los templos
de don Quijote y de Sancho,
que es la historia de mi pueblo.
Antonio Cánovas Pinto
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