21 Octubre
Cuando caiga en mí mi noche,
surcaré por las estrellas
todos los día dejados
y podré jugar con ellas.
Entre tanto mar de luces,
no podré ver ni mis huellas.
Solo quedarán las olas
meciendo al polvo botellas.
No serán ya de cristal,
sino de luces muy bellas,
precipitándose al cielo
como un arco de centellas.
Si mañana ves mi tinta
del color de las grosellas,
piensa que no volveré
y me habré ido con aquellas.
Antonio Cánovas Pinto
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