29 Octubre
En este mundillo agnóstico,
triste, mortal y acatólico,
vergonzoso por demás,
yo me declaro un insólito
espécimen anacrónico
de la Religiosidad.
Es
la que más nos humana,
la que más nos da la gana
a algunos bien profesar,
sean sus Jefes Dalai-Lamas,
sean las tribus musulmanas
o de la Australia insular.
¿Por
qué la Fe, Señor mío,
ha quedado de vacío
en la actual mentalidad?
Danos fuerza, danos alma,
danos panes, danos calma,
danos Luz, Amor y Paz.
¿Sabrá
el Hombre lo que pierde
cuando en sí mismo no inquiérede
en lo que es más esencial?
Alúmbraló, alúmbraló,
perdónaló, perdónaló,
si es que se intenta encumbrar.
El
Tiempo es poco, la Eternidad es mucha,
nunca se acaba la interminable lucha
por la Justicia y la Verdad.
Espéranos, Señor, henchido de Paciencia,
un día alcanzaremos tu Presencia
si nos ayuda tu Bondad.
Apuleyo
Soto
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