2 Marzo
RELATO CORTO
UNA MUJER EJEMPLAR
Iba todo bien. Tenemos muy buena relación desde la niñez, mi prima Luz y yo. Ella adoraba a su tía Lucía y a mi me contagió su admiración por ella. Lucía era la mujer perfecta, inteligente, decidida y dispuesta a ayudar siempre.
Todo iba bien...hasta que decidimos compartir piso las dos.
Lucía (siempre tan pendiente de los demás) pidió una llave para poder entrar por si necesitábamos cualquier cosa cuando no estuviéramos en casa. Mi prima muy complaciente se la facilitó.
Las dos trabajábamos en distintas empresas y con distintos horarios. Lucía como tenía libertad absoluta entraba en casa cada vez que quería, estando nosotras o no. No tocaba al timbre en ninguna ocasión, ¿Para qué? No hacía falta. Hasta cambiaba cosas del piso y las ponía a su gusto cuando nosotras no estábamos. Lo hacía por mejor, quedaba más bonito con su cambio, o al menos eso pensaba Luz.
Poco a poco me fui dando cuenta que sus “visitas” eran más asiduas en ausencia de su sobrina y estando yo sola. Algunas veces causándome un susto de muerte porque entraba silenciosa como los gatos.
Le gustaba mucho saber mi día a día, mi trabajo, mis aficiones, mi tiempo libre, etc. Darme consejos era su mayor afición. Consejos que poco a poco se iban convirtiendo en órdenes.
En mi empresa trabajábamos muchas horas los seis días de la semana y decidieron dejarme un día libre para compensar.
Lucía se puso contenta. Me decía: ¡Te lo mereces!. “Ella siempre mirando por nuestro bien”. Luz también se alegró bastante. Ya podría dedicar más tiempo a mis quehaceres y mis cortos viajes de compras etc.
Ayer se enfadó conmigo. Había salido con el coche y no se lo había consultado.
Desde que me dieron el día libre, Lucía siempre tenía algo preparado para mi. “Ya que sales...Llévame aquí o llévame allá, así no vas sola”. La mayoría de las veces no podía hacer mis mandados porque no me daba tiempo después de hacer los suyos. “He preparado una reunión que no puedes rechazar. Te va a gustar”. Le gustaba a ella, no a mi. “Cuando libres la semana que viene ya sé lo que vamos a hacer”...¿Qué será?
Esta mujer ha ido minando mi vida a pico y pala diario, haciendo un socavón que ya no tengo fuerzas para tapar. Y no puedo decirle nada a Luz. Una vez le comenté el agobio al que era sometida por parte de su tía y se molestó. Me dijo que era una desagradecida. Lucía solo quería lo mejor, se preocupaba por nosotras.
¡Dios Santo! No sé que hacer. Nadie lo ve. Nadie entiende su manejo y el maltrato psicológico que provoca en mi alma.
Ya no soy yo. Vivo con miedo a contradecirla por lo que pueda ocasionar.
Ayer se enfadó conmigo y no sé qué pasará...
Estoy tan cansada, tan abatida que a veces quisiera dormir y no despertar. Siento la caricia de Tánatos pasando sus dedos por mi frente.
Mari Carmen Olmos
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