3 Febrero
EL COPLERO
Igual que José Martí,
yo soy un hombre sincero
que llevo en la boca versos
de todo lo que viví.
Viví y canté como un bardo
coplas de vida y de suerte,
las que todavía guardo
hasta que llegue mi + muerte,
que espero que sea tarde,
en esa tarde de amor
que está que arde
como la del Fraile
San Juan de la Cruz
que amó a Jesús
y le trató de tú a Tú
y de señor a Señor.
No me dejes de tu mano,
que son Ti nada soy yo.
Yo ante Ti soy un enano,
a mí no me han crucificado,
ni tampoco le he hecho al pan
Tu cuerpo transustanciado
en carne y alma inmortal
por toda la Eternidad.
Yo he visto al hombre sufrir,
a las mujeres llorar,
a los pájaros piar
y a las águilas subir
hasta los cielos lucientes,
donde reina mi Señor
sobre ángeles guardientes
de su honra y de su honor.
Yo fui un grande trovador
de las penas y dolores
de mi pueblo acogedor
de los humanos mejores.
Yo amé a los que me querían
destruir por boca suya
y respondí por la herida
cantándoles “Aleluya”.
Todo es hermoso en mi vida,
es canción y corazón,
es gracia bien recibida,
y es luz, es oro y carbón.
Gracias le doy al Empíreo
y a los humildes cantores
de mi versos como lirios
por estos días de amores.
Yo soy un hombre sincero,
ya lo he dicho y lo repito,
que se entere el mundo entero
cual al José al que antes cito.
Adiós, hermanos lectores,
no he más de decir y callo,
ya que solo cuando hablo
cometo algunos errores.
Apuleyo Soto
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