lunes, 8 de enero de 2024

9 Enero

 

9 Enero

RECUERDOS

Cuando era niña el único dolor que sentía eran los rasguños en las rodillas o los codos cuando me pegaba alguna “piña” por ahí correteando en el campo. Los rasguños se curaban con un poco de agua oxigenada (que picaba como un demonio) y un trozo de trapo amarrado con un nudo.

Para los resfriados manteca extendida por el pecho y un paño caliente encima (que calentaba mi madre con una plancha de hierro puesta en la lumbre), más una olla de agua hirviendo con hojas de Eucalipto que nos ponía junto a la cama para aspirar el vapor. Cuando ya no había vapor... mamá volvía de nuevo a poner la olla en la lumbre y repetía el proceso.

Si estábamos mal del estómago papá nos traía del monte una planta que mi madre llamaba “rabogato” y nos hacía infusiones con ella.

La tos se calmaba con jarabe de escarabajos fritos (que ella nos engañaba diciendo que el jarabe lo había hecho el boticario), hasta que descubrí un día una sartén llena de escarabajos panza arriba, que tenía escondida y lista para “embotellar el boticario”. Ahí se me curó la tos de repente.

Luego, también había una cosa molesta. ¡Las lombrices! No sé como nuestro estómago podía generar tanta lombriz. Salían a comer de noche y se paseaban por ciertas partes de nuestro cuerpo que al ser las tres chicas...no nos hacía ninguna gracia. Mamá se percataba enseguida de la situación y nos daba unos sobres (Lombricina) disueltos en agua y nos pasábamos dos días “esparciendo lombrices por el campo” hasta que se quitaban.

Bueno, también sentí un dolor cuando en vísperas de Reyes Magos sorprendí a mi madre sacando del armario tres cestitas de plástico verdes para mis dos hermanas y para mi. Pletórica y a dormivela esperaba oír las pisadas de los camellos. Cuando descubrí que mis “Reyes” eran papá y mamá se me cayó un pedacito de corazón al suelo. Mis padres eran pobres y ya no iba a servir eso de: “pórtate bien, que si no los Reyes Magos no te traerán ningún regalo”.

Contado así parece una tragedia, pero no, éramos muy felices, quizás más que ahora con tanto adelanto y tanta tecnología. No sabemos usar bien lo que tenemos. Se ha perdido la comunicación presencial. Ahora las pláticas son por móvil, zoom, etc.

Los niños saturados de actividades extraescolares y acostumbrados al consumismo de sus padres no saben apreciar un “regalo pobre” porque esperan más. No es el caso de todos los hogares pero en la mayoría sí.

Tenemos muchísimos adelantos pero hemos generado una enfermedad nueva, que antes “en los escarabajos para la tos” no existía.

¡EL ESTRÉS! Parece una tontería, pero el estrés hace estragos en el cuerpo a corto o largo plazo.

Si por desgracia nos llovieran bombas como en otros países nos daríamos cuenta del tiempo que hemos perdido “por no tener tiempo”.

Mari Carmen


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Extraordinario texto costumbrista, contado con una gracia nostálgica y profunda. Es digno de pasar a la posteridad por ser un vivo retrato de una época (años 60 en España concretamente en la región murciana, que no se distingue mucho del resto. Pongo por caso, Zamora Salamanca, Orense o Toledo.
Enhorabuena a su autora por dejar memoria no sólo de un tiempo, si o de unos valores que jamás se van a recuperar.

Mari Carmen dijo...

Muchísimas gracias por tu comentario. GRACIAS. Un abrazo.