28 Septiembre
Venir vestido de juez
Supone que debo hacer,
Aunque mejor sería decir
Un poema a mi favor.
Pero el que me conoce sabe,
Que me gusta contrariar
Y no el saber adular
Cosa que tan fácil es.
Así que el poema va
Escrito sobre un juez
Pero hecho de tal jaez
Que seguro, no le va a gustar.
Diré, solo para empezar,
Que raro oficio parece
El que alguien siempre quiera
Querer juzgar por demás.
Dicen que cuesta mucho
En dinero y en afán,
El poder tener puñetas
Y además poder hacerlas.
Han de ser insobornables
Más me parece difícil
Conjugar esos dos verbos
Poder y tener puñetas.
Los hay que durante el día
Se dedican a juzgar
Y que por la noche hacen
Aquello que juzgarán.
Van de guapos y chulazos
Presumiendo de palmito
Algunos llevan su capa
Otros calan sombrerito.
Dicen las malas lenguas
Que en teniendo tú dinero
Te tratarán mucho mejor
Que si eres pordiosero.
Vivendi et probandi
Latinismo que ellos usan
Y que sólo a ellos sirven
Y que usan como un dandi.
Cuando su sentencia dan
Nadie queda contento
Uno, porque quiere más
Otro porque pide menos.
La mayoría de los jueces gusta
De ganarse mucho oro
Que da prestancia y decoro
Y que a los demás, asusta.
Es entonces el momento
En el que das la sentencia
Que extiendes la larga mano
Igual que encoges la esencia.
No sabes escuchar a nadie
Pues todos te han de escuchar
A unos porque pareces Pilatos
Y a otros por parecer Judas.
En terminando el poema
Lo he de saber hacer
Diciendo aquella sentencia:
NUNCA QUIERAS SER UN JUEZ.
Cándido T. Lorite
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