8 Noviembre
A SOLAS
Cuando por la noche, a solas,
me quedo con el silencio,
se me escapan por el aire
un gran puñado de besos.
Besos que vuelan aprisa,
besos llenos de misterio,
que juguetean por tu boca
de rubí, de terciopelo.
Cuando me quedo dormida,
cuando ya me vence el sueño,
revivo la tarde aquella
que me besaste muy quedo
sobre aquel tapiz florido
a la sombra de un almendro;
las albas flores caían
sin recato ni respeto,
sobre mi cara y la tuya
modelando nuestro lecho
y nos rozamos tú y yo,
tú recorriste mi cuerpo
y calmabas mi inquietud
con aquel blanco pañuelo
que guardaré mientras viva
porque me huele a tu aliento.
¡Ay, Cristo de la Salud!,
¡Ay, Virgen de los Remedios!
¿por qué te sueño con otra
y son escarchas tus besos?
Pero, pase lo que pase,
juro por el firmamento
que te quiero como a nadie
estés casado o soltero,
y aunque esté en boca de todos,
aunque me critique el pueblo,
aunque mis labios de fresa
ardan como el mismo fuego
jamás besarán a otro
porque solo a ti te quiero.
Chelo Álvarez
2 comentarios:
Gracias, querida Mari Carmen, por publicar en tu blog este romance mío. Muchísimos besos. Chelo Álvarez.
Gracias a ti siempre por escribir tan bonito. Un abrazo muy fuerte Chelo
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