11 Diciembre
VALENTÍA
Amemos la esperanza limpia y bella,
¿para qué amamos, si no ves el alma?
que mana desde siempre de la eterna
fuente del agua prometida
a los hombres de buena voluntad.
Generosa reparte su cosecha
a sus fieles vasallos,
que contentos la siguen y veneran
en el siario paso de los días,
que nos acerca hacia la eternidad.
Y si un encuentro se produce ingrato,
que nos conturba y nos desvela,
sigamos adelante
con esperanza ciega,
porque el rencor no sirve para nada
si no es para enturbiarnos nuestra senda.
Cándido T. Lorite
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