28 Diciembre
MEMORIAS DE UNA PELUQUERA (X)
Menos mal que las “inocentadas” parece que están en desuso porque en mis tiempos de jovenzuela estaban muy arraigadas. No dejabas que te dieran un abrazo por si te pegaban un monigote en la espalda e ibas todo el día con él enganchado, siendo la risa del que se cruzase contigo.
María José, mi primera ayudante “multi-robot” Una mujer de bandera a la que recuerdo con mucho cariño. Entre las múltiples cosas que hacía también me echaba una mano en la peluquería. Tal día como hoy, se le ocurrió la idea de gastar una pequeña broma a la clientela.
Teléfono- Ringg, ringg....
María José- Funeraria Samper ¿dígame?...
Cliente/a- ¿Funeraria Samper? No, no, yo quería llamar a la peluquería. Habré marcado mal. Usted perdone.
María José- Nada, no se preocupe, se habrá equivocado en algún número, marque usted otra vez.
Les hizo llamar dos veces, porque a la segunda vez ya se daban cuenta de la inocentada.
Terminamos todos riendo a carcajadas (clientela incluida).
Mari Carmen
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