ALMA DE FLAMENCO
En la noche oscura, suena al quejío,
un lamento dulce, un eco perdido.
Es la guitarra que llora y suspira
la palmera que danza en la brisa.
Con un rasgueo, empieza el cantar,
voces que vibran, que saben amar,
el duende despierta, salta en el aire,
en cada compás, en cada baile.
Manos que golpean, corazón que late,
el compás sevillano firme se hace,
bailando entre sombras, la vida se siente,
cada paso deja huella en la mente.
El duende que vuela, libre y sinceró,
pinta con palmas, un cuadro sincero,
la pasión desbordante, la pena y la risa,
en el arte flamenco, el alma se eterniza.
Canto de la tierra, que nunca se olvida,
de amores perdidos, de luchas y vida.
Espejos de historias que arden y brillan,
donde el fuego y el viento al amor se perfilan.
Así en cada verso que surge y se eleva,
el flamenco resuena, su eco se lleva.
En la piel, en el alma, su magia despierto,
porque en cada acorde, hay mundo y hay un tiempo.
Ana Moreno
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