Grillo con violín amargo,
que toca su melodía
a la luz del medio día
tras las nubes del embargo.
Grillo con cuerda de espejo,
que interpreta su pesar
a la niebla y su llorar
tras los charcos del reflejo.
Grillo con fuertes cadenas,
que rompe el firme cristal
con las garras del animal
tras el color de azucenas.
Antonio Cánovas Pinto
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