8
Mayo
Hoy
damos la bienvenida a un poeta (paisano nuestro) que tiene la
gentileza de participar en el blog con sus poemas. En septiembre 2019
publicó el libro “Tiempos de anhelo” con el apoyo de la Editorial Olé Libros y de (venta en Amazon) más
otro en proyecto que saldrá en breve con un nuevo poemario.
Muchas
gracias Antonio
la
última carta en su sobre,
y
la escribo lentamente,
pues
la noche la compone.
Quizás la escriba con miedo,
porque
no sabe hacia dónde
va
a ir esta carta mía
que
no lleva ni mi nombre.
En
la vida, como siempre,
olvidamos
que se esconden
la
belleza en el silencio
y,
tras el día, la noche.
Ni
una pluma ensangrentada
ni
un papel grueso, uniforme,
recogerán
las canciones
del
silencio de los bosques.
Su
misterio será eterno
y
germinarán los brotes
para
heredar con paciencia
el
tronco que le hace bronce.
Del
bosque a la gran ciudad
hay
metáforas y golpes
de
viento que, tras la brisa,
deja
el humo de los coches.
Ese
humo es la tiniebla
de
la barca de Caronte.
Sin
embargo, aún hay quien piensa
en
el oro... ¡Abundan pobres!
Pobres
de alma, vagabundos...
Aunque
la riqueza compren,
no
se compra con el oro
el
mundo de los colores.
En
blanco y negro se encierran
los
suburbios del mediocre,
aquel
que huye sin remedio
de
un degollado al galope.
El
lecho del bondadoso
jamás
hallará garrote
vil
con sinceros y justos,
aunque
siempre habrá prisiones.
Condenado
a libertad
está
el Judas y está el noble:
es
la condición humana,
la
de los viejos y el joven.
No
es cuestión de ser amable,
apático
o incluso borde,
sino
de vivir el tiempo
con
altura a quien le toque.
Cuando
la mente se pierda
y
los lomos ya se encorven,
uno
habrá mirado a sí
y
habrá juzgado conforme.
No
quiero morir pensando
que
ser joven fue un desorden,
pero
sí quiero gozar
de
perder un tanto el norte.
Si
vida no hay más que una
y
debo ser quien me goce,
dime,
tú, que estás leyendo,
¿morirás
con pena entonces?
Antonio
Cánovas Pinto.
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