viernes, 8 de mayo de 2020

8 Mayo



8 Mayo

Hoy damos la bienvenida a un poeta (paisano nuestro) que tiene la gentileza de participar en el blog con sus poemas. En septiembre 2019 publicó el libro “Tiempos de anhelo” con el apoyo de la Editorial Olé Libros y de (venta en Amazon) más otro en proyecto que saldrá en breve con un nuevo poemario.
Muchas gracias Antonio


Esta es mi última canción,
la última carta en su sobre,
y la escribo lentamente,
pues la noche la compone.



                                       Quizás la escriba con miedo,
porque no sabe hacia dónde
va a ir esta carta mía
que no lleva ni mi nombre.



En la vida, como siempre,
olvidamos que se esconden
la belleza en el silencio
y, tras el día, la noche.



Ni una pluma ensangrentada
ni un papel grueso, uniforme,
recogerán las canciones
del silencio de los bosques.



Su misterio será eterno
y germinarán los brotes
para heredar con paciencia
el tronco que le hace bronce.



Del bosque a la gran ciudad
hay metáforas y golpes
de viento que, tras la brisa,
deja el humo de los coches.



Ese humo es la tiniebla
de la barca de Caronte.
Sin embargo, aún hay quien piensa
en el oro... ¡Abundan pobres!



Pobres de alma, vagabundos...
Aunque la riqueza compren,
no se compra con el oro
el mundo de los colores.



En blanco y negro se encierran
los suburbios del mediocre,
aquel que huye sin remedio
de un degollado al galope.



El lecho del bondadoso
jamás hallará garrote
vil con sinceros y justos,
aunque siempre habrá prisiones.



Condenado a libertad
está el Judas y está el noble:
es la condición humana,
la de los viejos y el joven.



No es cuestión de ser amable,
apático o incluso borde,
sino de vivir el tiempo
con altura a quien le toque.



Cuando la mente se pierda
y los lomos ya se encorven,
uno habrá mirado a sí
y habrá juzgado conforme.



No quiero morir pensando
que ser joven fue un desorden,
pero sí quiero gozar
de perder un tanto el norte.



Si vida no hay más que una
y debo ser quien me goce,
dime, tú, que estás leyendo,
¿morirás con pena entonces?



                                   Antonio Cánovas Pinto.




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