21 Mayo
Alfarero de mi voz y mi senda,
no seas apresurado en tus obras,
en tus faenas, que son mis zozobras
de tiniebla y versos viejos sin rienda.
Ruego que no guste de ser horrenda
esa necedad que a mi ánima cobras
con silencios, tormentosos que recobras
para dar muerte a la ingenua leyenda.
Cuando el esperpento hizo de mi sueño
de anhelo, esperanza y melancolía
me contemplé encerrado en el ensueño.
Cárcel de libertad, yo te quería
y te buscaba para ser tu dueño,
mas no cuando mi alfarero moría.
Antonio Cánovas Pinto
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