7
Mayo
A
ver, San Isidro,
tú
que sacaste agua
de
un pozo de campo labrantío.
tú
que con ángeles de la guarda
abriste
surcos como ríos,
tú
que alzaste al brocal de las herradas
a
un medioahogado niño,
tú
que casaste con María la Santa
que
era un prodigio de cariño…,
escúchame
y ponte a mi habla;
yo
soy ese chiquito
que
te implora con ansia:
No
nos des granizo,
danos
no más que agua.
Este
es mi verso rogativo
en
las rogativas mayas.
Que
sea positivo
y
lleguemos a las parvas
del
centeno y el trigo,
la
avena y la cebada
allá
en el alto estío
que
tanto bueno nos depara.
Ponte
a nuestro servicio,
que
nos tuesten la cara
Los
cantejanos trillos
de
las tórridas chinarras.
Vamos,
San Isidro,
hazme
caso y tú te callas.
Lo
tuyo son las obras con gran brío,
lo
mío son plegarias.
Cunda
un bravío
sol
de marras.
San
Isidro, San Isidro,
ni
un día en la explanada
de
la vida sin tu auxilio.
Santo
del bieldo, la azada y la pala,
santo
del arado romanico,
viértenos
el agua condensada,
águanos
de verdad y de común sentido.
Apuleyo Soto
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