18 Julio
Cuando dejé el trabajo, sólo me traje
a casa cuatro cosas personales, el resto allí quedó para el
servicio de mis compañer@s que siguen en la lucha diaria.
Entre esas pequeñas cosas estaba un
poema que tenía enmarcado y puesto visible al público. Me lo dedicó
D. Apuleyo Soto y llegó a mis manos a través de D.
Luís Lisón.
Lo guardo como oro en paño.
Yo no podía imaginar jamás,
que mi mano tuviese versada
esta bonita poesía y dedicada
de un ilustre y mucho más.
Dicharachera y enarbolada
hecha para mi, ¡a mi persona!
que poco sabe y poco entona
mi humilde cabeza ilusionada.
Esta maravilla no cuestiona
la buena pluma del maestro
que más de una vez secuestro
para meterla en mi neurona.
Mari Carmen.
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