Asombrado me quedo este verano
a la sombra del pino de mi casa
mientras el sol en la piscina abrasa,
oigo la calle bronca y toco el piano.
Lentamente
deslizo ojos y manos
sobre las teclas en la tabla rasa
y el tiempo corredor pasa que pasa
sin enterarse por mi cuerpo humano.
Vivo
en otra estación y en otro espacio
con Bizet, Debussy, Bethowen, Falla,
vivo en profundidad, vivo despacio.
¿Dónde
ha ido la gente, dónde se halla?
Encerra en sí misma… es la tarde un topacio.
Dórase y fulge… y la calle calla.
Apuleyo
Soto
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