2 Agosto
Es una entrada antigua que hoy me apetecía recordar y compartir con vosotros.
Dedicado a mis dos sobrinas Loli Águeda y Ana Victoria, que las quiero un montón.
Estaban comiendo en casa de sus padres. Aunque ya habían despegado del nido les encantaba comer con la familia y de la olla grande.
Entre comentarios superfluos y risas Lola comentó a su hermana Ana; _ Esta noche tenemos baile en el Centro Cívico. Lo patrocinamos la Asociación de las amas de casa y será la ¡gran fiesta del mantón!
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¿Del mantón?
-
Sí, daremos un premio a la mujer que lleve el mejor mantón de
Manila. Además, tenemos una sorpresa para la madrina. No la digas no
sea que llegue a sus oídos. Le vamos a poner una banda en
reconocimiento a sus méritos. Ha colaborado mucho y bien se la
merece.
-
A la madrina?-
-
Sí, a la madrina.
-
Anda, pues mira que bien, seguro que le encanta.
A
las diez de la noche “la Carmen” (como la llama su marido)
cerraba la puerta de su negocio.
Con
las piernas como globos de estar tantas horas de pie y unas ojeras
que le llegaban al bigote.
Se
fue a casa. Ducha, pijama y directa a la cama.
Suena
el teléfono. Era la voz de su ahijada Ana.
-
Madrina, ¿no vas a ir a la fiesta del mantón?
-
No, corazón, estoy muertecica y mañana tengo que trabajar.
-
Madrina, tienes que ir, ¡tienes que ir! Va a estar muy bien.
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Que no chiquilla, que no estoy para nada.
-
Verás, no te lo quería decir... pero te van a poner una banda.
-
A mi?
-
Sí, a ti, por tus méritos.
-
¿Qué méritos? ¿Si yo no he hecho nada en especial? Mira que me
extraña.
-
Que sí, madrina, que sí ¡Que vayas!.
-
¡Jolín!
“La
Carmen” se quita su pijama a desgana, se viste con lo primero que
pilla y añade a su cuerpo el mantón de Manila que tenía guardado
desde varios años en un cajón, (mas arrugado que una pasa) y tira
como una escopeta para el evento.
No
era cuestión de que la nombrasen y no estuviera presente. Así, que
no se detuvo a planchar.
El
bigotes (su marido) la ve salir a todo tren y pregunta: -¿Donde vas
con esas prisas?
-
Pues chico, al Centro Cívico, parece ser que me van a poner una
banda, y lo mas gracioso del tema es que no sé el por qué.
-
Ah, pues esto no me lo pierdo yo, me voy contigo.
“La
Carmen” no puede contar lo que posteriormente siguió porque se
muere de risa y además no sería un relato corto...
Al
día siguiente se juntan de nuevo las dos hermanas. Ana muy
entusiasmada le pregunta a Lola.
-
¿Pusisteis ayer la banda a la madrina?
-
Sí, claro.
-
Pues menos mal que se lo dije. Si no... ¡No va!. Estaba
cansadísima.
-
A quién se lo dijiste?
-
A la madrina.
-
¿Qué madrina?
-
Que madrina va a ser, pues la nuestra.
-
¡Dios! Anaaa!, pero si la puesta de banda era para la madrina de la
Asociación, ¡No la nuestraaa!
-
¡Glúp!
Mari
Carmen
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