A ROSI AVILÉS
A esta guapa dicharachera,
teníamos muy cerca de vecina
casi en la punta de la esquina,
siempre estaba a nuestra vera.
Recuerdo a la muy puñetera
siendo la alegría de la calle
y digo de ella sin que falle
que estaba como una cafetera.
¡Nada.. y no había manera!
de sacar punta a sus locuras,
un loco torbellino sin alturas
que corría por donde fuera.
¡Ay!, si aquel tiempo volviera,
¡cómo te echamos de menos!
Llegabas a casa y sin frenos
te estrellabas en mi cochera.
Amena habladora sincera,
jovial, divertida, cariñosa,
alegre, engorrosa, revoltosa.
Así mismo, esta mujer era.
A ti querida Rosi, compañera,
aquí va, con toda admiración,
dedicándote en esta ocasión
el verso que saca mi mollera.
Mari Carmen.
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