29 Diciembre
ROMANCE DE DOÑA BERENGUELA II
Porque premian mis palabras
con esa sonrisa bella.
juro guardarla en mi pecho
como la más dulce prenda
que ilumina desde ahora
mis pasos sobre la tierra.
Pájaro de la mañana
claro alborear de perlas…
Pues jamás vi yo en mis días
¡lo juro por el profeta!
sonrisa igual a la que
hoy sobre Castilla reina.
Alá te guarde y bendiga
la paz sobre tu cabeza”.
El moro monta a caballo
y va camino de Oreja,
los jadeantes corceles
de los demás le rodean,
y como último homenaje
a la reina Berenguela
le hacían un besamanosl
los moros desde la vega…
Pensativa y silenciosa
doña Berenguela queda;
¡Lástima de caballeros,
que sean de extrañas tierras
y que tanta gallardía
mora y no cristiana sea!
¡Lástima que Harum Rassid
en Toledo no viviera
durante las Mil y un Noches
en que la dulce y poética
favorita Sherezades
sus bellos cuentos le cuenta!
¡Lástima que sus anhelos
no tengan su justa réplica;
que adoren al dios Alá
y en el señor Dios no crean!
¡Si no fueran enemigos
por amigos los tuviera!
Y día que algunos murmuran
que a veces sueña la reina
con unos ojos muy negros
y de mirada agarena,
pero eso pasan de ser
habladurías inciertas.
Sólo Berenguela sabe
que en el moro a ratos piensa,
y solo Dios que eso ocurre
más veces que ella quisiera.
Cándido T. Lorite
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