18 Febrero
Estoy cantando a la NIÑEZ
una y otra y otra vez
en lo que escribo a su través.
Es la mía, la tuya y la de todos también.
¡Oh la infancia, la NIÑEZ,
el alumbramiento a la luz y a la lucidez
mental que aparece para nos entender.
Nunca la perdí, nunca la perderé.
Soy y seré un niño mientras me dure la vejez.
Los colores, los olores, los sabores,
los miedos y los temores
se nos fijan e implantan de mil amores en la NIÑEZ
y permanecen incólumes
hasta más no poder ser.
Todo eso se llama cada día nacer:
ver, oir, tocar, sentir, oler…
y así siempre amanecer.
Apuleyo Soto
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