22 Febrero
Hoy me apetecía poner este soneto de Bécquer en gratitud a todos los maestros que nos enseñan un poquito más cada día.
Viajé
a las leyendas del maestro
para
soñar al lado de sus rimas.
Deseché
las palabras que no estimas
ensuciando
este mundo tan siniestro.
Hay
textos pretenciosos de lo diestro
de
lenguajes vulgares por las cimas.
Con
tu inmortal recuerdo, tú me animas
a
rescatar tus sueños del secuestro.
Porque
las letras llenas de vacío
vacían
este lleno de mi alma
de
sueños congelados por el frío
de
este mundo que borra de la palma
de
mi mano leyendas de ese río
de
tu arte que rimaba con mi calma.
Gustavo Adolfo Bécquer.
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