10 Abril
Un buey haragán, en contra
de su eficiencia natural obraba
y es que no hacía nada
ni al sol ni a la sombra
en la tierra que encontraba a la redonda.
No araba, no mugía
y así se pasaba el día.
Pasmada, una cigarra
tan inútil como él
le dijo: “Óigame usted,
lo de no dar golpe es mío,
no se lo tome como suyo.
Ya veré si usted también
muere de hambre en el invierno
cuando lleguen hielo y hiel.
Piense ahora el lector
cuál de los dos es peor
y aplíquese el cuento,
que para eso lo cuento.
Apuleyo Soto
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