21 Noviembre
EL HOMBRE Y LO TRASCENDENTE
Tiene que haber por fuerza algo muy bueno
después del purgatorio de la vida
y aunque el hombre lo sabe, se le olvida
a causa del maldito desenfreno
en el que vive y refocila, lleno
de un hedonismo por demás suicida,
que deja a su alma más que adormecida
por los efectos de tan vil veneno.
Ni un ápice de tiempo su cabeza
dedica a trascendentes pensamientos,
como dónde irá el ánima y qué suerte
la espera donde vaya. Da tristeza
saber que solamente en los momentos
postreros se emparienta con la muerte.
Una existencia inerte,
que despierta con miedo a ese final
tan temido del Juicio Universal.
Cristino Vidal
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