5 Noviembre
Ja, ja, ja. Me alegraste el día “jomíioo”. ¡“Acho, pijo”! Te quiero un montón Apuleyo Soto Pajares.
Érase que se era
una diestra peluquera
que gozaba pelando
con sus tijeras
las testas cabelleras
de su clientela,
y luego anudando
la pelambrera quedante
con sus manos ligeras
echaba los pelillos sobrantes
a la mar marinera.
¡Quién como ella lo hiciera!
Sus trabajos eran
siempre a su manera
tijeretera.
¡Qué pena, qué pena, qué pena
que ya no haya peluqueras
como esa Mari Carmen murcianera!
Apuleyo
Soto
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