14 Enero
“Pronto moriré- dijo la vela-,
declino centímetro a centímetro, pero convertiré en luz mi triste
condición, porque mientas viva, brillaré.”
Ole Irev
Piensa en una bombilla. Tiene una vida
media de miles de horas, de modo que puede brillar durante meses.
Pero, finalmente, se fundirá.
El ser humano este proceso significa la
extinción gradual de lo que una vez fue brillante, la excitación y
energía perdidas que tu sentiste alguna vez por el trabajo, una
causa o una relación. Sentirse quemado es la abrumadora sensación
de fatiga y frustración que se experimenta cuando no se consigue lo
que se desea o se espera de las cosas de la vida, cuando uno no sabe
cómo lograr lo que quiere, o cuando uno se siente atrapado o
presionado para permanecer en situaciones que son insatisfactorias o
frustrantes.
Evitar esta “extinción” es como
instalar una nueva bombilla. Examina las “bombillas” mortecinas
de la vida formulándote esta preguntas: “ ¿Qué es lo que me está
consumiendo en mi vida?”. Tal vez tu trabajo ya no supone un
desafío como en otro tiempo, quizás tu actividad diaria no
despierta tu interés o bien una relación afectiva ya no es tan
excitante como antes. Entonces puedes preguntarte: “¿ Qué es lo
que hará que vuelva a a sentir esa excitación perdida?”. Un
simple cambio, como iniciar un nuevo proyecto, unirse a un grupo de
estudio o cenar a la luz de las velas con una persona amada, puede
ser todo lo que necesitas para que tu bombilla vuelva a brillar con
toda intensidad.
Hoy pensaré en las diversas
iniciativas que puedo tomar para renovar y revitalizar el interés
que alguna vez tuve por las cosas en mi vida.
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