martes, 14 de enero de 2020


14 Enero

“Pronto moriré- dijo la vela-, declino centímetro a centímetro, pero convertiré en luz mi triste condición, porque mientas viva, brillaré.”
Ole Irev

Piensa en una bombilla. Tiene una vida media de miles de horas, de modo que puede brillar durante meses. Pero, finalmente, se fundirá.
El ser humano este proceso significa la extinción gradual de lo que una vez fue brillante, la excitación y energía perdidas que tu sentiste alguna vez por el trabajo, una causa o una relación. Sentirse quemado es la abrumadora sensación de fatiga y frustración que se experimenta cuando no se consigue lo que se desea o se espera de las cosas de la vida, cuando uno no sabe cómo lograr lo que quiere, o cuando uno se siente atrapado o presionado para permanecer en situaciones que son insatisfactorias o frustrantes.
Evitar esta “extinción” es como instalar una nueva bombilla. Examina las “bombillas” mortecinas de la vida formulándote esta preguntas: “ ¿Qué es lo que me está consumiendo en mi vida?”. Tal vez tu trabajo ya no supone un desafío como en otro tiempo, quizás tu actividad diaria no despierta tu interés o bien una relación afectiva ya no es tan excitante como antes. Entonces puedes preguntarte: “¿ Qué es lo que hará que vuelva a a sentir esa excitación perdida?”. Un simple cambio, como iniciar un nuevo proyecto, unirse a un grupo de estudio o cenar a la luz de las velas con una persona amada, puede ser todo lo que necesitas para que tu bombilla vuelva a brillar con toda intensidad.

Hoy pensaré en las diversas iniciativas que puedo tomar para renovar y revitalizar el interés que alguna vez tuve por las cosas en mi vida.

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