lunes, 27 de enero de 2020

27 Enero


27 Enero

La tensión es un hábito. Relajarse es un hábito. Los malos hábitos pueden romperse, los buenos hábitos pueden formarse.
Willian James

Morderse las uñas, fumar, consumir bebidas alcohólicas todos los días, comer en exceso, tomarla con los demás y tamborilear con los dedos sobre cualquier superficie son algunos hábitos destinados a combatir la tensión. Con todo, son hábitos que contribuyen muy poco a aliviar la verdadera tensión. Por ejemplo, encender un cigarrillo no hará que el límite de entrega de un trabajo sea más fácil de cumplir, del mismo modo que gritarle a tus hijos no aliviará el conflicto familiar. La tensión cotidiana puede hacer de los malos hábitos casi una forma de vida. Pero si eres capaz de comenzar y reconocer e identificar los primeros síntomas de tensión – jaquecas, malestar de estómago o dolores musculares en los hombros o la espalda - , puedes utilizarlos como señales de alarma que indican que debes cambiar tu ritmo de actividad o tomarte un momento de tranquilidad antes de reanudar tus actividades.
¿ Qué te está diciendo tu cuerpo en este preciso momento? ¿ te encuentras relajado y alerta? ¿Estás cansado y desanimado? ¿ Hay músculos que están tensos o doloridos? Esa conciencia corporal puede ayudarte a romper los malos hábitos adquiridos. Al estar en contacto con las reacciones de tu cuerpo ante las manifestaciones de estrés a lo largo del día, tu serás mas consciente del momento en que necesites hacer una pausa. Entonces, en lugar de prepararte una copa o morderte las uñas, puedes salir a dar un paseo, prepararte una infusión de hierbas relajantes o cerrar los ojos y respirar profundamente unas cuantas veces. Una pausa de unos pocos minutos pueden dar a tu cuerpo la oportunidad de aliviar la tensión y renovar tu energía.

Reemplazaré los malos hábitos por otros buenos prestando atención a mi cuerpo y haciendo pausas relajantes cuando las necesite.

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