27 Enero
La tensión es un hábito. Relajarse es
un hábito. Los malos hábitos pueden romperse, los buenos hábitos
pueden formarse.
Willian James
Morderse las uñas, fumar, consumir
bebidas alcohólicas todos los días, comer en exceso, tomarla con
los demás y tamborilear con los dedos sobre cualquier superficie son
algunos hábitos destinados a combatir la tensión. Con todo, son
hábitos que contribuyen muy poco a aliviar la verdadera tensión.
Por ejemplo, encender un cigarrillo no hará que el límite de
entrega de un trabajo sea más fácil de cumplir, del mismo modo que
gritarle a tus hijos no aliviará el conflicto familiar. La tensión
cotidiana puede hacer de los malos hábitos casi una forma de vida.
Pero si eres capaz de comenzar y reconocer e identificar los primeros
síntomas de tensión – jaquecas, malestar de estómago o dolores
musculares en los hombros o la espalda - , puedes utilizarlos como
señales de alarma que indican que debes cambiar tu ritmo de
actividad o tomarte un momento de tranquilidad antes de reanudar tus
actividades.
¿ Qué te está diciendo tu cuerpo en
este preciso momento? ¿ te encuentras relajado y alerta? ¿Estás
cansado y desanimado? ¿ Hay músculos que están tensos o doloridos?
Esa conciencia corporal puede ayudarte a romper los malos hábitos
adquiridos. Al estar en contacto con las reacciones de tu cuerpo ante
las manifestaciones de estrés a lo largo del día, tu serás mas
consciente del momento en que necesites hacer una pausa. Entonces, en
lugar de prepararte una copa o morderte las uñas, puedes salir a dar
un paseo, prepararte una infusión de hierbas relajantes o cerrar los
ojos y respirar profundamente unas cuantas veces. Una pausa de unos
pocos minutos pueden dar a tu cuerpo la oportunidad de aliviar la
tensión y renovar tu energía.
Reemplazaré los malos hábitos por
otros buenos prestando atención a mi cuerpo y haciendo pausas
relajantes cuando las necesite.
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