22 Enero
Esperar a alguien, o esperar que
alguien haga que mi vida sea más rica, más plena o más
satisfactoria, me pone en un estado de suspensión.
Kathleen Tierney Andrus
¿Entregas tu poder para ser feliz? Lo
haces si albergas pensamientos como éstos: “Cuando mi esposo se
gradúe podremos concentrarnos en lo que yo deseo”; “Sé que
conseguiré un aumento de sueldo si hago malabarismos con mi horario
y consigo el tiempo extra que mi jefe necesita”; “Estoy seguro de
que mis padres aceptarán mi decisión de ser madre soltera si compro
la casa que a ellos les gusta”, etc.
Pero ¿pueden los cambios en la
conducta de otra persona hacer que las cosas mejoren realmente para
ti? Si lo crees, entonces es probable que busques fuera, y no dentro,
la satisfacción de tus necesidades , tu realización y tu felicidad.
Como una embarcación sorprendida en el mar por una tormenta, tu te
encuentras a merced de los elementos, golpeado y zarandeado.
Pero puedes encontrar el camino hacia
el abrigo seguro del puerto cuando navegas por la vida bajo tu propio
poder. No necesitas que tu pareja acabe sus estudios para satisfacer
tus necesidades. No necesitas matarte a trabajar para conseguir una
recompensa. Y no tienes que vivir según las expectativas de tus
padres. Decide hoy lo que necesitas para ser feliz.
No esperaré a que la gente me
proporcione lo que quiero o necesito. Depende exclusivamente de mi
agarrar el día y hacerlo mío.
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