viernes, 17 de enero de 2020

17 Enero


17 Enero

No creas que trabajas mejor bajo presión..., nadie lo hace.
Alec Mackenzie

¿Te agrada trabajar cuando estás bajo presión? Ya conoces la escena: tu futuro está en juego..., el jefe te grita para que acabes el trabajo en el plazo previsto..., las horas de trabajo asoman de forma amenazadora..., tu estómago se queja porque sólo ha tomado un café y un donut a la hora del desayuno..., el corazón te salta en el pecho y te sientes acalorado...
Tu puedes alegar que trabajas mejor bajo esas condiciones extremas. Tal vez tengas razón y lo que consigas al filo del plazo límite sea realmente notable e incluso te suponga un ascenso o un aumento de sueldo. Pero, con el tiempo, el hecho de trabajar en condiciones físicas y emocionales extremadamente duras puede repercutir negativamente en tu salud. Puedes sufrir jaquecas, úlceras, hipertensión y taquicardia. Puedes tener dificultades para relajarte o padecer insomnio. Tal vez no dispongas de tiempo para hacer ejercicio físico e incluso tengas menos tiempo para alimentarte adecuadamente, ingiriendo comida rápida con un alto contenido de grasa y sodio que te provoca una sensación de somnolencia. Es posible que, al acabar tu jornada laboral, te sientas tan agotado que no tengas tiempo para distraerte o relacionarte con los seres queridos.
En algunas ocasiones se pude trabajar bajo la presión de un plazo límite. Pero hacerlo bajo una presión permanente no consigue que saque lo mejor de ti. De hecho, con el tiempo puede conseguir lo peor.

Necesito recodar lo que significa la palabra “límite” precisamente para no llegar a una situación así. Hoy me aseguraré de no trabajar hasta matarme.

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