jueves, 16 de enero de 2020

16 Enero


16 Enero

Imaginé que tendría a mi hijo, me quedaría en casa tres meses y luego volvería al trabajo. Nada de preguntas, nada de dramas. Pero me equivoqué.
Denise Haynes

Según estimaciones oficiales, en los Estados Unidos 1,8 millones de mujeres se reincorporan a su trabajo cuando sus hijos tienen menos de un año. Muchas de ellas no tienen elección, ya sea porque son madres solteras, temen ser devoradas por la maternidad o en la familia se necesitan dos salarios.
Para la madre que se reincorpora a su trabajo porque debe hacerlo, esa prsión -combinada con la tensión añadida de tener que separarse de su hijo y buscar a alguien para que le cuide mientras ella está ausente- puede ser causa de una gran ansiedad. Incluso aquellas madres que han orientado su vida hacia una carrera profesional y que tienen libertad de elegir si regresan o no a su trabajo, pueden experimentar sentimientos ambivalentes por el hecho de tener que dejar a sus hijos.
Es posible que en tu vida debas enfrentarte a una situación familiar: tus padres ya ancianos necesitan cuidados, tus hijos están efermos o uno de tus amigos íntimos ha perdido a un ser querido. ¿Cómo puedes hacerte cargo de las cuestiones prácticas de un trabajo al tiempo que tratas de cubrir las necesidades de los demás?
La clave reside en recordar que no puedes hacerte cargo de todo. Si fuese posible, explícale la situación a tu jefe y pídele un poco de flexibilidad durante algún tiempo. El simple hecho de saber que puedes llegar a tu trabajo diez minutos más tarde, y que ello no supondrá ningún problema puede reducir considerablemente tu estrés.

No importa lo que suceda en mi vida personal, ello no debe crear estrés en mi vida profesional. Puedo pedir ayuda.

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