15 Enero
En esta época el pesimismo está de
moda. Con la recesión en casa, la zozobra en el extranjero y todas
las otras malas noticias que nos rodean..., los optimistas son
sospechosos.
Dr. Martín E. P. Seligman
Se ha calculado que, en la actualidad,
se ha multiplicado por diez el número de personas que padecen
depresiones graves con respecto a hace cincuenta años. ¿Acaso puede
sorprender a alguien esta revelación estadística? Con el fracaso de
los negocios, el aumento de la inflación, el crecimiento del
desempleo y la escalada de delitos violentos, a veces resulta
verdaderamente difícil encontrar gente positiva y temas de
conversación edificantes. Estamos rodeados de pesimismo.
Piensa en las conversaciones que
mantienes con la gente. ¿Prefieres hablar acerca de los problemas y
angustias de tu vida o, por el contrario, optas por hablar de tus
logros personales y de anécdotas entretenidas y alegres? ¿Te
sientes atraído por las personas que hablan de crisis personales y
temas trágicos o prefieres escuchar a aquellas que te hacen reír o
que tienen algo emocionante para compartir?
La otra cara del pesimismo es el
optimismo. El optimismo, aunque no está de moda ni mucho menos,
combate la depresión, contribuye a logros personales, reduce los
síntomas de estrés y produce una salud física y mental
notablemente mejor.
Hoy tienes la posibilidad de elegir:
¿Seré una persona pesimista u optimista?
Hoy elegiré relacionarme con personas
sonrientes y alegres y no con aquellas que están preocupadas o son
negativas.
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